7 de junio de 2008

Presencias

Ayer por la noche, después de hacer mis ejercicios de respiración, me tumbé en la cama, relajado y con la mente bastante ligera de pensamientos, inquietudes y conflictos. Me puse en posición fetal y, al poner la cabeza sobre el cojín, una cara vino de debajo de la cama, y del suelo, y de otra época, por supuesto, atravesando todo lo que encontraba a su paso, sin inmutarse, como si llevara siglos haciéndolo, se acercó rápidamente a mi cara viniendo a mi por mi lado izquierdo, diciendo algo como, "no podéis hacerlo" o "dejadnos en paz" o "no nos disturbeis" que me izo incorporarme rápidamente y levantar la cabeza del cojín, el ritmo cardíaco subió de 0 a 100 en dos segundos y la respiración que hasta ese momento era calmada y placentera se tornó acelerada.
Asustado por el sobresalto y la inexperiencia me duermo en 2'. Realmente pocas cosas hay que me hagan perder el sueño. Incluidos los atormentados "ellos" que habitan entre nosotros.
Dulces sueños.

2 comentarios:

Jordi Casanovas dijo...

hòstia tu! quina por no?

David dijo...

En el moment si. Va ser com trobar quelcom que havia perdut sense ser conscient. Un coneixement animal de que hi ha molt mes per descobrir.